esa esperanza. A los profetas se les concedía alguna autoridad, por lo menos la libertad de enseñar; pero a Jonás le parecía que se le vedaban todas las entradas; y más aún, creía estar violando el pacto del Señor, que había escogido un solo pueblo. Y también pensaba que si había sido nombrado maestro entre su propia gente debía permanecer en su tierra; por eso no podía mudarse a otro lugar sin sentir una gran repugnancia. Por eso creo que Jonás desobedeció la orden de Dios: en parte porque la flaqueza
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